Trato

La respiración de Elena se entrecortó en el momento en que la puerta se abrió y el Rey Killian salió. Por razones que no podía explicar, su corazón comenzó a latir como un caballo galopante. Sus miradas se encontraron y de repente, todo lo demás se desvaneció.

Ni siquiera habían pasado veinticuatro horas desde la última vez que se vieron, entonces ¿por qué se sentía como una eternidad? ¿Por qué una sola mirada de él la estremecía hasta la médula?

De repente Irene desapareció y todo el pasillo se sumió en silencio. Todo lo que existía en ese momento era él. Él no apartó la mirada. Su mirada sostuvo la de ella... inquebrantable y llena de emociones que ella no podía nombrar. No podía entender.