Pero Xavier no estaba allí para jugar juegos de poder o incluso matarla. Simplemente quería infundirle miedo... quería que ella temiera su regreso. Nunca esperó que las cosas resultaran de esta manera. Se suponía que la empujaría a la piscina, la vería ahogarse y luego la sacaría cuando estuviera cerca de la muerte. ¿Quién hubiera pensado que ella tendría el valor de arrastrarlo dentro?
—Bien. Bien —Xavier gruñó enojado mientras los brazos de Elena se apretaban alrededor de su cuello. Realmente tiene agallas—. Ahora deja de moverte como una tonta, o te romperé tus pequeñas manos —ordenó y Elena logró dejar de agitarse salvajemente.