Tortura

Elena retrocedió y como siempre, sintió como si la pared se acercara porque su espalda pronto la tocó.

Gimió, sus dedos de los pies se curvaron mientras se presionaba más fuerte contra la pared como si quisiera atravesarla. —No te debo una disculpa, Xavier. S-si no hubieras entrado a mi habitación sin permiso, no te habrían golpeado.

—¿En serio? ¿Estás poniendo excusas por golpear al príncipe de este reino? —se burló Xavier, acercándose aún más.

—Bueno, yo soy la Reina —respondió Elena.

Xavier puso los ojos en blanco. —Oh, vamos Elena, ambos sabemos que no eres una verdadera Reina.

Elena se mantuvo en silencio, las palabras dolían más de lo que deberían, pero luego dijo:

—Ambos también sabemos que no puedes ser clasificado como príncipe de este reino. Un hombre que no sabe nada sobre los asuntos de un reino no es un príncipe.

Xavier levantó una ceja, aunque su expresión seguía siendo indescifrable, había un pequeño destello de diversión en sus orbes azules.