María levantó la mano para secarse las lágrimas y sonrió a Avery. —Ese día, juré en secreto que en esta vida. Sería miembro de la familia Carter mientras viviera y un fantasma de la familia Carter si moría.
Avery asintió suavemente y usó la toalla para secar ligeramente las lágrimas del rostro de María.
María sorbió y dijo en voz baja:
—No tenía intención de hablar de mis padres biológicos nunca más.
—Pero eres la hija biológica de Mamá y Papá. Eres su preciosa hija. No quiero que malinterpretes o que alguien siembre discordia entre nosotros en el futuro, así que creo que debería decirte esto.
—Bueno, gracias por contarme esto. —Avery le acarició la cabeza nuevamente y dijo con firmeza:
— Créeme, ya eres adulta y puedes decidir tu destino.
—Nadie puede controlar tu vida nunca más. No te sientas herida por lo que sucedió en el pasado.