—No, Linlin... hay algo que necesitas saber —dijo su abuelo, con un tono cargado de importancia.
Chen Lin inmediatamente percibió el peso detrás de sus palabras. Fuera lo que fuese, debía ser serio. Pero la preocupación grabada en su rostro la hizo dudar. No quería que se esforzara, especialmente en su condición.
—Puedes decírmelo después, Abuelo. Está bien, puedo esperar —dijo suavemente, tratando de tranquilizarlo.
Pero el anciano sacudió la cabeza con firmeza.
—No, Linlin... mereces saberlo. Y no quiero que escuches esto de nadie más. Tiene que venir de mí.
Su insistencia solo la hizo sentirse más ansiosa. Si él se estaba esforzando por hablar ahora, debía ser verdaderamente significativo.
Aun así, Chen Lin colocó su mano sobre la de él.
—Abuelo, tu salud es más importante que cualquier otra cosa. Sea lo que sea, preferiría no saberlo si significa hacerte pasar por esto. Lo que más me importa... eres tú, solo tú.