Él no te merecía

Chen Lin permaneció en el hospital otra hora más, sentada junto a la cama de su abuelo. Mantuvo la conversación ligera, charlando sobre cualquier cosa que se le ocurriera para mantener su mente alejada de lo que había sucedido el día anterior. Su voz transmitía una calidez reconfortante, un intento silencioso de aliviar sus preocupaciones.

Cuando llegó el momento de irse, se levantó con reluctancia. Su abuelo necesitaba descansar, y Wu Yuxuan todavía la estaba esperando.

—Abuelo, vendré a visitarte mañana otra vez, ¿de acuerdo? —dijo suavemente, ajustando la manta sobre él. La Tía Xi estaba cerca, observando el tierno intercambio con una expresión cariñosa.

El ceño del anciano se frunció ligeramente.

—¿Estás segura de que estás bien, Linlin? —preguntó, con su voz teñida de preocupación.

Chen Lin se rió suavemente, como si la pregunta fuera absurda.