El sol poniente proyectaba un hermoso resplandor anaranjado sobre el agua y me permití olvidar el pasado, aunque fuera solo por un momento.
Mientras la fiesta comenzaba a calmarse, Marion tomó mi mano y me condujo hacia la playa.
La arena fresca se sentía suave bajo mis pies descalzos mientras caminábamos lado a lado, con nuestros dedos entrelazados.
Mientras las olas golpeaban suavemente contra la orilla, creaban una melodía relajante que me ayudó a calmarme un poco, junto con la cálida mano de Marion en la mía.
Caminamos en silencio por un rato, ninguno de nosotros diciéndonos una palabra. Estábamos perdidos en nuestros propios pensamientos. Era un momento pacífico aunque mi mente seguía volviendo al pasado y a los eventos que me habían traído a este punto.
Era el aire alrededor de la playa. No podía describirlo, pero me traía una sensación de nostalgia.