El precio de la Reputación

Gonzalo

No había pegado ojo desde anoche. Todo en lo que podía pensar era en mis actividades para hoy.

Me levanté de la silla y me estiré mientras escuchaba el sonido distante del tráfico marcando el tono del día.

Hoy es el día de la reunión. Nuel ya me había enviado la dirección de un hotel privado donde debo reunirme con los traficantes.

Voy a darme un baño y prepararme. Odiaba la impuntualidad, sin importar de quién viniera.

Me paré frente al espejo de cuerpo entero en la habitación, ajustando mi corbata y revisando mi reflejo.

Sabía que lucía exquisito y poderoso, mi traje a medida se aferraba a mis anchos hombros y mi cuerpo musculoso, y mi cabello oscuro estaba peinado pulcramente hacia atrás.

Sentí el peso de mi reputación mientras estudiaba mi rostro, sabiendo que cada línea y cada mirada hablaba de fuerza.

Antes de irme, respiré profundo y me recordé a mí mismo que hoy no se trataba de ocultar errores sino de mostrarles que todavía tengo el control.