La Captura

Selena

Me paré frente a Gonzalo, sintiendo como si el mundo a mi alrededor se hubiera ralentizado. Mi mente era un torbellino de emociones, miedo, ira, frustración, todas luchando por dominar. Sin embargo, sabía que debía mantener la calma. Este era el plan, después de todo. Tenía que dejarle creer que él tenía la ventaja, aunque mi corazón latiera con fuerza dentro de mí.

Los ojos de Gonzalo me recorrieron con una mirada fría y calculadora. Su mirada destilaba desdén, y podía sentir el peso de su desprecio en cada palabra que pronunciaba. —Eres una cosita patética, ¿no es así? —se burló, su voz cortando el aire como un cuchillo afilado. Sus palabras estaban diseñadas para herir, para disminuirme, pero me negué a dejar que me quebraran.