Capítulo 40 Su vida ya no le pertenece

Al día siguiente, cuando Rosa abrió los ojos, sintió que estaba acostada sobre el colchón más suave que se había inventado en este mundo y una ola de calidez rodeaba todo su ser.

—Ese fue el mejor sueño de mi vida —le dice a Ángel y respira profundamente. Pero tan pronto como vio que este colchón milagroso estaba creando cosquilleos en su cuerpo, abrió los ojos de repente.

—Bueno —Ángel se burla de ella—, eso lo explica todo —y ella gime al darse cuenta de que estaba durmiendo en los brazos de sus compañeros.

Jesse la sostenía sobre su cuerpo medio desnudo mientras Mike y Henry estaban extendidos en la cama para poder tocarla también.

Henry dormía con la cabeza sobre su trasero, sosteniendo una de sus piernas entre sus brazos, mientras Mike sujetaba uno de sus brazos con una mano mientras la otra descansaba en su espalda, acariciándola suavemente.