Capítulo 35 ¡Nunca me dejarán libre!

—¡Malditos canallas! —dice Rosa para sí misma y se dirige a la biblioteca de la manada.

—¡Y ese arrogante imbécil! ¡Huh! ¡Me dan ganas de estrangularlo! ¿Quién demonios se cree que es para mirarme con desprecio? —grita con mucha rabia.

—¡Déjalo estar! —dice Ángel también enfadada—. Conoces a Jesse y no lo cambiarás solo porque lo estés maldiciendo ahora mismo.

—¡Se burló de mí! Ese alfa mimado es orgulloso y vanidoso solo porque puede actuar como un médico. ¿Y qué? —grita Rosa.

—No fuiste capaz de aprender lo mínimo sobre medicina, eso es lo que dijo. ¡Le mostraré medicina! —y tan pronto como llega a la biblioteca, comienza a sacar de los estantes todos los libros de medicina que encuentra a su paso.

—¿Qué demonios estás haciendo, Rosa? —incluso Ángel preguntó.

—¡Nadie me mira con desprecio! He estado trabajando mucho para mostrarle a todos lo fuerte que soy y ahora él simplemente me lo echa en cara. ¡Le demostraré que puedo aprender!