—¡Sorpréndeme, Ángel! —dice Jesse y me está mirando tan intensamente, que ya sé que quiere estrangularme.
—Será mejor que te sientes —le digo, y luego mirando a Mike y Henry y también a Fe y a esos cuatro bribones cuatrillizos, digo:
— ¡Ahora, por favor!
—Mírame, ángel —dice Jesse y por primera vez desde que regresé a la Manada Eclipse lo veo listo para golpearme—. Deberías tener cuidado con lo que quieres decir, o perderé el control —y me gruñó.
Oh, vaya... lo mataré por eso.
—¡No, Alfa Craig! —le digo mirando directamente a los ojos de Jesse y lo veo palidecer—. ¡Me vas a escuchar! Soy tu maldita Luna y si digo que tengo un plan al menos me escucharás y me dejarás hablar, no me amenazarás con golpearme como a una niña pequeña.
Y acercándome a él, lo pincho con mi dedo índice directamente en su pecho.