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La casa de la manada bullía de tensión mientras los sanadores se apresuraban a tratar a Ronan. Sus heridas eran profundas—marcas de garras que no dejaban de sangrar a pesar de sus mejores esfuerzos.
—¿Estará bien? —preguntó Elara a Luna Evelyn, quien salía de la habitación de Ronan con las manos manchadas de sangre.
—Las heridas se resisten a sanar —admitió ella, con el rostro marcado por la preocupación—. Lo que sea que lo atacó no era natural.
Kael caminaba de un lado a otro por el pasillo, con la mandíbula tensa.
—Necesitamos encontrar al verdadero Darian.
—Si es que sigue vivo —gruñó Alpha Marcus, apareciendo al final del pasillo. Sus ojos se entrecerraron cuando vio a Elara—. Tú. ¿Qué has hecho?
—Ella se salvó a sí misma —dijo Kael, interponiéndose entre ellos—. La criatura que fingía ser Darian la habría matado.
El rostro de Alpha Marcus se oscureció.