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Mientras Elara sostenía la llave plateada con más fuerza, su corazón latía rápidamente contra su pecho. Lo que solía ser Beta James se tambaleó hacia ella, moviéndose de una manera que no parecía normal.
—La manada está esperando —ronroneó Celeste. La luz en los árboles hacía brillar su nuevo rostro, demasiado perfecto—. El Festival de la Luna comienza al atardecer.
En un instante, Kael saltó hacia adelante y mostró sus dientes.
—¡No te la llevarás a ninguna parte!
Los dedos de Celeste emitieron sombras que se envolvieron alrededor del cuello de Kael y lo levantaron del suelo. Los otros trillizos entraron en acción. Darian recitó palabras antiguas, y Ronan corrió hacia adelante.
—¡Deténganse! —gritó Elara.
La llave plateada en su palma de repente ardió al rojo vivo, enviando rayos de luz lunar que se dispararon entre sus dedos. Las sombras alrededor de Kael se encogieron instantáneamente. Celeste siseó, su hermoso rostro contorsionándose en algo horrible.