Capítulo 31: El Desafío del Alfa

El corazón de Elara latía con fuerza mientras enfrentaba al Alfa Marcus Blackwood al otro lado de la enorme mesa de piedra. La gran sala de reuniones de la casa de la manada estaba llena de un silencio tenso. La luz del sol se filtraba por las altas ventanas, resaltando la sonrisa cruel en el rostro del Alfa.

—Eres toda una sorpresa, pequeña omega —dijo el Alfa Marcus, rodeándola como un cazador—. Tres vínculos de pareja en una noche. Nada menos que con mis tres hijos.

Elara se mantuvo erguida a pesar de sus rodillas temblorosas. Después de huir de la cueva y de la aterradora visión, la habían llevado directamente a la casa de la manada. No había señal de Kael, Ronan o Darian por ninguna parte.

—¿Dónde están? —preguntó.

El Alfa Marcus se rio, un sonido tan frío como el hielo.

—¿Ya preocupada por mis hijos? Qué conmovedor.

Detrás de él, el Beta Rivers y su hija Celeste observaban con ojos entrecerrados. El rostro perfecto de Celeste estaba retorcido por el odio.