Capítulo 47: La Elección de Elara

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El aullido del lobo volvió a sonar, esta vez más cerca. Pero no era lo que Elara esperaba. Un enorme lobo plateado irrumpió a través del bosque, seguido por docenas de otros. Sus ojos brillaban de un blanco puro en lugar de dorado o rojo. Detrás de ellos corrían lobos de todos los colores—marrones, negros, grises, incluso algunos completamente blancos.

—La Manada Luna de Plata —susurró Luna Evelyn con asombro—. Y la Manada del Valle del Río. Y... oh mis dioses, ¿es esa la Manada de la Cresta de la Montaña?

Cinco manadas diferentes estaban cargando hacia ellos.

Manadas que nunca antes habían trabajado juntas. El Rey de las Sombras gruñó, su rostro falso retorciéndose de rabia.

—Esto no cambia nada. Tengo un ejército de fantasmas.

Pero Elara estaba mirando al lobo plateado que lideraba la carga. Algo en él se sentía familiar. A medida que se acercaba, podía ver una cicatriz que cruzaba su ojo izquierdo.

—Imposible —suspiró.