Cuando el Panzer se detiene, y el humo se disipa, quedan los hombres. Este es el rostro humano tras el acero de la Leibstandarte:
Falk Ritter – Comandante de carro
Natural de Hamburgo. Hijo de un exoficial del ejército imperial, creció entre disciplina y mapas. Frío, analítico, metódico. No es un fanático, pero sí un creyente en el orden y la misión del Reich. Respeta a sus enemigos y exige excelencia. Su liderazgo nunca grita, pero siempre se impone.
Konrad Weismann – Artillero
De Leipzig, criado en un entorno industrial. De pocas palabras y muchos gestos, su obsesión por la precisión roza lo religioso. Experto en mecánica y tiro, su sentido del deber es silencioso pero inflexible. En combate, es un ejecutor implacable. Fuera, parece hecho de piedra… salvo cuando afila su cuchillo.
Helmut Krüger – Operador de radio
De Düsseldorf. Antiguo estudiante de telecomunicaciones, más interesado en las ondas que en los discursos. Es irónico, observador, y a veces más informado que sus superiores. Su antena recoge más que señales: detecta tensiones, climas, miedos. Y sabe cuándo callar.
Lukas Hoffner – Conductor
Baviera profunda. Campesino de origen, amante de los motores y los caminos rectos. De carácter jovial, pero no ingenuo. Se hace querer, incluso cuando maldice al Panzer. Cree en la camaradería más que en la ideología, y su lealtad es hacia el equipo… y hacia Falk.
Ernst Vogel – Cargador
De Bremen. Alto, fuerte, expresivo. El más emocional del grupo, el más humano también. Ha sido albañil, estibador y boxeador amateur. En el Panzer, es músculo y energía. Fuera de él, lleva consigo una flor seca que una niña austríaca le dio en Linz, como símbolo de algo que no sabe nombrar.
SS-Sturmbannführer Gerhard Albrecht – Comandante de unidad
Oficial veterano de la Leibstandarte. Elegante, implacable, culto. Cree en el Führer como motor del renacimiento alemán. No es cruel, pero tampoco tolera la debilidad. Admira en Falk su frialdad y temple. En su cuaderno de campaña lleva una frase escrita a mano: "La historia no recuerda a los prudentes."
Estos hombres, con sus diferencias y silencios, forman el corazón de acero que avanza donde otros se detienen. No son héroes. No son mártires. Son engranajes. Y saben que el engranaje que duda… se rompe.