—No besos, ji ji, se está haciendo tarde, necesitamos darnos prisa e ir a comprar comestibles —Xia Xue deliberadamente fue a agarrar su ropa.
Zhang Yang observó el comportamiento juguetón de Xia Xue, incapaz de contenerse más.
La inmovilizó.
—Dices que no hay besos, pero estás usando lencería tan sexy. Admítelo, lo estás haciendo a propósito para seducirme.
—Solo la estoy usando por diversión, dejarte mirar ya es ser generosa contigo, oh. Ahora déjame ir, necesito vestirme e ir a comprar comestibles.
—Pequeña belleza, usar esto no es un juego, estás cometiendo un crimen. Hoy, no irás a ninguna parte —dijo Zhang Yang con una sonrisa traviesa.
—Sr. Lujurioso, ¿qué quieres hacer? Si sigues así, tendré que gritar, wah.
—Adelante y grita, no te servirá de nada —Zhang Yang se sintió como un completo lascivo en ese momento.
Sin embargo, aprendiendo de lecciones anteriores, esta vez se aseguró de cerrar las puertas del coche, para que el sonido no escapara al exterior.