Se acercaba la noche.
Zhou Yang condujo hasta el hotel, entró en el vestíbulo y marcó el número de Qi Le.
—Soy amigo de Song Ning, ya he llegado —dijo Zhou Yang, siendo breve como Song Ning le había dicho que no hablara demasiado.
—¿Llevas un traje negro hoy y una caja de regalo roja? —preguntó Qi Le.
—Sí, ¿me has visto? —Zhou Yang giró pero no logró ver a Qi Le.
—¡Jajaja... estoy encima de ti! —Qi Le se rio de la acción de Zhou Yang.
Zhou Yang miró hacia arriba y vio a una chica con pelo largo, sosteniendo un teléfono, agitando los brazos desde el pasillo del tercer piso, transmitiendo una vibra muy abierta y cálida.
Zhou Yang le devolvió el saludo y tomó el ascensor hasta el tercer piso.
¡Ding!
Cuando la puerta del ascensor se abrió, una gran sonrisa lo recibió, sus ojos grandes y su sonrisa soleada y agradable, sin ningún aire caprichoso o imperioso de una joven rica.
—Hola, soy Qi Le, amiga del instituto y novia cercana del Jefe Song —Qi Le se presentó calurosamente.