La belleza frente a él parecía haberse transformado en una seductora de miles, succionando la médula de los huesos.
Su belleza era impresionante, su crueldad erizaba el cuero cabelludo.
Zhou Yang preguntó:
—¿Sabes quién soy?
Quería revelar su identidad, recordarle a Luo Yun que fuera cautelosa y no lastimara a uno de los suyos por error.
Luo Yun respondió:
—No me importa quién seas, mientras pueda recuperar el honor de mi padre adoptivo y matar a sus enemigos, ¡no me detendré ante nada!
Zhou Yang se lamió los labios y dijo:
—Bien, te prometo que te vengaré. ¿Puedes dejarme ir ahora?
Él había querido que Zhao Ting viniera personalmente, que se arrodillara y suplicara, que fuera sometido duramente y que obedeciera sus órdenes.
Sin embargo.
La astucia y malicia de Zhao Ting habían superado sus expectativas, habiendo recurrido a esta jugada, solo podía aceptar impotente.
Luo Yun soltó una risita y dijo: