El aire en Calakmul, aunque cargado con la energía primordial de la selva y la constante presión psíquica de Cthulhu en la distancia, había adquirido una nueva cualidad en los últimos dos días. Bajo la guía de Quetzal y los brujos mayas, el equipo de Umbría y los científicos de Cancún habían comenzado a establecer un campamento base más permanente y seguro entre las ruinas ancestrales. Las pirámides cubiertas de jungla parecían observarlos, guardianes silenciosos de un poder que apenas comenzaban a comprender. El "Ancla de Coherencia" se mantenía con turnos rotativos, y la sangre de venado ritualizada ofrecía un sustento inesperadamente potente a Drácula y sus Castigadores, calmando la peor de sus ansias y la inestabilidad del recién transformado Malakor.
Esa noche, mientras una luna casi llena bañaba las cimas de las pirámides con una luz plateada, una distorsión familiar en el aire anunció una llegada. Enki apareció en el claro principal de Calakmul, donde Merlín, Quetzal, Aria y otros líderes estaban reunidos alrededor de una fogata controlada mágicamente.
El Anunnaki parecía visiblemente fatigado, las líneas de su rostro dorado más marcadas, pero había un brillo de triunfo contenido en sus ojos. Al materializarse, se detuvo un instante, su mirada recorriendo las imponentes estructuras de Calakmul, la selva viva que las abrazaba, la energía telúrica que pulsaba bajo sus pies.
"Impresionante," murmuró Enki, su voz con un matiz de genuino asombro. "Incluso para los estándares Anunnaki, este nexo de poder, esta armonía entre la piedra, la selva y el espíritu de Terra... es notable. Los antiguos constructores de este mundo poseían una sabiduría que, quizás, incluso mi raza llegó a subestimar."
Todos los ojos estaban fijos en él, la pregunta tácita flotando en el aire.
Enki se acercó al grupo. "El Comandante Supremo Amitiel... escuchó," anunció, y una oleada de alivio casi palpable recorrió a los presentes. "Con considerable reticencia. Con la arrogancia propia de su estirpe. Pero, al final, la lógica de la supervivencia estratégica prevaleció sobre el orgullo de la Caída."
Relató su peligrosa misión. Cómo había utilizado los canales de comunicación Anunnaki más antiguos para solicitar una audiencia, un proceso que en sí mismo había sido una prueba de paciencia y nervios. Cómo finalmente se había encontrado ante Amitiel, una entidad de luz fría y poder aterrador, rodeado por sus tenientes Netlin.
"Le recordé la naturaleza de su verdadera y eterna guerra, como el Estratega Caído," explicó Enki. "Los Primigenios, y Cthulhu como uno de sus avatares más potentes, son la antítesis del Orden que él, incluso en su estado actual, proclama defender. Le pregunté si la purga de un mundo menor, 'Terra', y sus habitantes 'primitivos', era estratégicamente más importante que enfrentar al Devorador de Estrellas que amenaza con consumir este sector entero del cosmos."
"Subrayé cómo la hechicera Nyx y su Caos," continuó Enki, "aunque deplorables, están actualmente actuando como un disruptor. Cthulhu la caza, las facciones de Lira la cazan. Su campaña de terror, por monstruosa que sea, está dividiendo las fuerzas de nuestros múltiples enemigos. Una ofensiva Netlin contra Terra ahora solo unificaría a esos elementos dispares contra vosotros, o peor, los dejaría libres para actuar mientras vosotros os desgastáis aquí."
"Y la magia de este mundo, vuestra conexión con Gaia," Enki miró a Merlín y Quetzal, "le argumenté que, aunque 'primitiva' para sus estándares, es única. Un potencial que, una vez la amenaza principal sea neutralizada, podría ser 'guiado' y 'armonizado' bajo la sabiduría Netlin para servir a un propósito mayor en su Gran Diseño de Orden. Exigir su rendición total ahora, le dije, provocaría una resistencia inútil, destruiría ese potencial y nos convertiría en una carga en lugar de un posible, aunque ínfimo, recurso futuro."
Hizo una pausa, y la fatiga de la negociación cósmica se hizo evidente en su rostro. "Amitiel ha concedido... un aplazamiento," dijo Enki con cuidado. "No una absolución, ni una alianza entre iguales. Ha suspendido su demanda de rendición inmediata de la magia y los artefactos de Terra, mientras demostremos ser efectivos y no una obstrucción en la lucha primordial contra Cthulhu. Y mientras él y sus legiones se enfocan en el Primigenio."
"Sin embargo," añadió Enki con severidad, "esto tiene condiciones. Exige informes regulares sobre la actividad de Cthulhu y las energías de Gaia. Estaremos bajo su constante escrutinio. Si considera que nuestras acciones son ineficaces, o si nos convertimos en una interferencia para sus propios planes, su 'paciencia', como él la llama, terminará. Y como muestra de 'cooperación' y para 'asegurar la alineación de nuestros esfuerzos', ha exigido acceso completo y sin restricciones a todos nuestros datos sobre las fluctuaciones de la Rejilla, la actividad de Gaia, y la naturaleza del vórtice de Cancún."
Un silencio cargado siguió a las palabras de Enki. Era una victoria, sí, pero una victoria con un precio muy alto y una espada de Damocles Netlin colgando sobre sus cabezas.
"Has hecho bien, Enki," dijo Merlín finalmente, con una gravedad que reflejaba la del Anunnaki. "Un respiro es más de lo que me atrevía a esperar. Nos da tiempo."
Quetzal asintió. "El jaguar celestial ha decidido cazar al monstruo marino primero. Es una elección sabia por su parte. Pero los jaguares son depredadores solitarios y no toleran rivales en su territorio por mucho tiempo."
Aria sintió una oleada de alivio tan intensa que casi la hizo tambalearse. Tiempo. Tenían tiempo. Tiempo para fortalecerse, para entender sus nuevos poderes, para encontrar una manera de enfrentarse a Nyx, para prepararse para lo que viniera después. Una pequeña llama de esperanza, frágil pero persistente, nació en su corazón, alimentada por el éxito de Enki y la majestuosa y antigua energía de Calakmul.
Drácula, desde las sombras, emitió un sonido que podría haber sido un gruñido de aprobación o de cínica diversión. "Un amo pospuesto," murmuró para sí mismo, aunque algunos lo oyeron, "sigue siendo un amo en espera. Pero el tiempo... el tiempo siempre ha sido sangre y oportunidad."
La nueva esperanza era real, pero venía con el conocimiento de que ahora estaban jugando en un tablero cósmico aún más grande, observados por un poder antiguo y potencialmente implacable. Habían comprado tiempo, pero la guerra por la Tierra, y por su propia alma, estaba lejos de haber terminado.