El primer encargo

El objetivo: un comerciante menor acusado de traición contra una organización de nombre impronunciable. Yo no sabía nada de ellos. Solo que si rechazaba el trabajo, no habría un segundo.

Me dieron una foto. Una pistola descargada. Una dirección.

Fui. Temblando. Con el arma escondida bajo el abrigo robado.

Vi al hombre. Estaba saliendo de su tienda. Dudé. Me paralicé. No podía hacerlo.

Y entonces, algo pasó.

Un camión sin control, huyendo de un accidente, derrapó por la calle. Golpeó un semáforo que cayó justo sobre el comerciante. Muró al instante.

Yo no hice nada. Nada... excepto estar allí. Sujetando el arma.

Una cámara flotante captó la escena. El sistema de la organización marcó el trabajo como "cumplido".