**POV de Orion**
La luz de la mañana se filtraba por la ventana, anunciando un nuevo día que no estaba listo para enfrentar. No había pegado ojo en toda la noche. Cada vez que cerraba los ojos, todo lo que podía ver era a Seraphina – sus labios entreabiertos de placer, sus ojos fijos en los míos, sus delicados dedos envolviendo mi
—¡Mierda! —gruñí, quitándome las sábanas de encima y sentándome.
Esto no debería haber pasado. Ella era solo una Omega – la hija de un traidor. Se suponía que debía odiarla, no anhelar su contacto como un adicto necesitando su siguiente dosis.
Pasé las manos por mi cabello, notando que temblaban ligeramente. El recuerdo de anoche estaba grabado en mi mente con una claridad insoportable. Mi piel aún hormigueaba donde sus labios habían estado. Y su aroma – dioses, su aroma estaba por todas partes. En mi piel. En mi nariz. Persiguiéndome.