En la Cordillera Desolada del Sur.
En las profundidades de un denso bosque, sombrío y aterrador, el aire húmedo estaba impregnado de un penetrante olor a sangre.
Los árboles habían sido partidos por la mitad, la hierba había sido aplastada contra el suelo, y reinaba el caos. Los cadáveres yacían esparcidos en charcos de sangre, cada cuerpo grotescamente deformado, algunos incluso reducidos a pulpa...
¡Boom!
Con un estruendo atronador, un gran árbol de más de sesenta metros de altura se derrumbó, creando un espacio vacío al caer.
Una serpiente gigante púrpura, de más de diez metros de largo, apareció desde el bosque, su cola enroscándose alrededor del árbol caído y enviándolo a volar ferozmente con un movimiento.
¡Whoosh!
El árbol oscureció el cielo mientras se deslizaba, imparable.
—¡Protejan a la joven dama!
—Esta bestia ha avanzado realmente al tercer orden, luchemos con todo lo que tenemos...