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—¿Hmm?
Sha Ying se quedó desconcertado.
El joven de lengua afilada y rostro demacrado era su amigo de la infancia, Lin Bo, el hijo del vicepresidente de la Cámara de Comercio de Cien Hierbas de la Ciudad del Emperador Bestia. Habían crecido juntos y eran tan cercanos como hermanos, compartiendo todos sus secretos.
En días normales, los dos conspiraban juntos y no eran ajenos a causar problemas.
Se podría decir que Lin Bo era quien mejor lo entendía.
Sha Ying arqueó una ceja, viendo esto como la única buena noticia que había escuchado hoy, y sus ojos revelaron un tono de codicia:
—¿Estás seguro de que la convenciste para que viniera? Esa maldita mujer, desde que regresó, he intentado invitarla a salir varias veces, ¡pero se ha negado a aparecer!
Lin Bo sonrió con malicia: