En un bosque con árboles altos y frondosos, sus ramas entrelazándose para formar un dosel natural que protegía a quienes estaban debajo de la intensa luz del sol. El viento aullaba a través del denso follaje, haciendo que las hojas susurraran. Los pájaros cantaban en la distancia, sus melodías en oposición a la pesada tristeza que agobiaba el corazón de Sorayah.
La Dama Arata había pedido a Liam que la escoltara al lugar del entierro de Lily, pero Sorayah no esperaba que fuera en un bosque tan salvaje e indómito. No era solo un claro apartado, era un terreno de caza para bestias. Los guardias ya habían combatido varias criaturas que acechaban en las sombras, y ahora estaban en alerta máxima, con las armas listas, escudriñando la densa vegetación en busca de cualquier señal de movimiento.