CAPÍTULO 1: GÉNESIS EN UN FRASCO

ACTO I: EL DIOS ROTO

"Registro #001 del Proyecto Ícaro:

'Sujeto 7 presenta anomalías en fase REM.

ADN estelar: 12% estable.

Advertencia: Las lágrimas contienen mercurio volátil.'

— Dr. Elias Krane (24 horas antes del Incidente-7)"

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CAPÍTULO 1: GÉNESIS EN UN FRASCO

"Los dioses no nacen:

se escupen en tubos de ensayo

entre sollozos de mercurio

y gritos que doblan el tiempo."

— Fragmento del Diario de Liora Voss

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El líquido ámbar del Tubo K7 burbujeaba como champán envenenado. Dentro, el niño flotaba desnudo, los cables incrustados en su columna vertebral brillando bajo su piel translúcida. Doce años suspendido en ese útero artificial. Doce años de sueños robados a estrellas muertas.

La Dra. Liora Voss se inclinó sobre el panel de control. Sus dedos delgados, marcados por quemaduras de radiación, temblaron al leer los datos:

- Actividad cerebral: Patrón Theta-Alfa

- Temperatura basal: 22°C

- Mercurio en lágrimas: 0.03ml

Imposible. Los patrones correspondían a sueños humanos.

Al otro lado del cristal, el Dr. Elias Krane ajustó su bata negra sobre su cuerpo rechoncho. Su cicatriz en forma de rayo —legado del Prototipo 4— palpitaba bajo la luz azulada.

— Hoy haremos historia —susurró mientras sus manos gruesas activaban secuencias—. El primer dios de carne y hueso.

Liora no respondió. Sus ojos grises, enmarcados por ojeras profundas, no se apartaban de los dedos del niño. Largos. Finos. Perfectos. Y ahora... temblando.

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El primer signo fue un espasmo en su mano derecha. Los tendones se tensaron como cuerdas de violín. Las alarmas parpadearon en silencio.

— Krane —golpeó el vidrio con su nudillo quemado—. Está soñando.

Demasiado tarde.

Los párpados de Ícaro se abrieron.

No eran ojos. Eran fractales dorados, pupilas que se ramificaban como galaxias en miniatura. Liora sintió el aire abandonar sus pulmones. Esa mirada no pertenecía a un niño. Era la mirada de algo que recordaba ser humano.

— ¿Puedes oírme, Siete? —su voz se quebró al pegar la palma al vidrio.

La respuesta fue un gemido que surgió de las paredes. El cristal se agrietó con un crujido dulce.

Krane activó el protocolo de emergencia, su cicatriz brillando de sudor.

Las alas emergieron entonces —membranas traslúcidas surcadas por venas doradas— desplegándose como circuitos vivientes. El líquido ámbar comenzó a hervir.

Una gota escapó. Cayó sobre el dorso de la mano de Liora, quemando como ácido pero dejando un rastro plateado bajo su piel.

— Eres hermoso —murmuró antes de que el mundo estallara.

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Registro de Audio - Últimos 30 segundos del Laboratorio:

Krane: ¡Contención fallida! ¡El sujeto—

Sonido de cristales rompiéndose

Liora (susurrando): Perdóname...

*Silencio*