Capítulo 22 – Donde los Recuerdos Se Desangran

El Bosque Sin Memoria no parecía un bosque. Desde afuera, era una cortina de niebla densa, casi líquida. Las hojas de los árboles colgaban del cielo como si crecieran hacia abajo. Y no hacía frío ni calor. Solo… ausencia.

—¿Estás seguro de que esto es parte del camino? —preguntó Eleira.

—El mapa nos trajo hasta aquí. Pero lo que pase dentro… dependerá de nosotros.

> —Tengan cuidado —dijo su Fragmento interior—. Este bosque devora recuerdos. Si olvidan quiénes son, quedarán atrapados para siempre.

Dieron el primer paso. El mundo cambió.

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1. La prueba de la mente – Fragmentos del yo

Los árboles se torcieron. El suelo ya no crujía: susurraba. Alen sintió un tirón en el pecho. Una voz familiar, pero olvidada.

> —Alen… hijo mío… ¿por qué me dejaste?

Giró. Vio a su madre, viva. En la vieja casa del pueblo. Preparando pan.

Pero no era real.

> —Te fuiste. Nos dejaste pudrirnos. Lo sabías, ¿verdad?

Intentó moverse… pero estaba paralizado. El bosque le mostraba su culpa más profunda. Lo acusaba con su pasado.

En otro rincón del bosque, Eleira veía algo distinto: su yo niña, sola, encerrada en un templo de espejos, gritando.

> —Tú… los dejaste morir. Usaste tu Fragmento para salvarte solo a ti.

> —¡No fue así! —gritó Eleira, pero su cuerpo no respondía.

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2. Interferencia externa – Clan Umbra-Kael ataca

Desde la linde del bosque, tres figuras encapuchadas observaban.

> —Sus mentes están abiertas. Atacaremos desde dentro —dijo el mayor, activando un sello mental llamado “Reflejo Desangrado”.

Uno por uno, comenzaron a infiltrarse en las alucinaciones del bosque, para matarlos desde sus propios recuerdos.

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3. Contraataque Fragmentario

Pero Alen no estaba solo.

Su Fragmento mordió el recuerdo. Y este chilló como carne viva.

> —Ya no soy prisionero de lo que fui —dijo Alen, rompiendo la ilusión.

Su brazo brilló y lanzó un ataque de eco inverso: absorbió parte del sello mental infiltrado. Sintió la presencia del espía del Umbra-Kael.

> —¡Estás dentro de mi mente! Bien… entonces no podrás huir cuando te encuentre.

Dentro del mundo onírico, Alen se volvió cazador.

En el templo de espejos, Eleira también despertó. Sus reflejos comenzaron a fusionarse, convirtiéndose en una armadura de energía emocional.

> —Sí, los dejé atrás. Pero también sobreviví. Y ahora, soy más que ellos. Más que esto.

Sus espejos estallaron. Uno de los Umbra-Kael que la poseía sangró desde el sello de su frente. Murió sin haber sido tocado.

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4. Fusión parcial de poderes

Cuando ambos salieron del trance, sus cuerpos ardían con energía entrelazada.

> —Tus recuerdos me hablaron —dijo Eleira.

> —Y los tuyos me mostraron algo… más grande. Una voz dentro de ti, distinta.

Las marcas de Alen brillaban… y Eleira, por primera vez, absorbió una parte de un recuerdo ajeno al tocarlo.

Era mutuo. Y peligroso.

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5. El líder del escuadrón Umbra-Kael aparece

El cielo del bosque tembló. Bajó una figura hecha de humo sólido: Vareth, el asesino principal del Clan Umbra-Kael. Sus ojos eran runas negras y su capa se movía como agua invertida.

> —Ustedes dos… han roto las barreras. Fragmento y carne ya no se diferencian.

> —Eso nos hace fuertes —dijo Alen.

> —No. Los hace amenazas existenciales.

Vareth desató su poder: Cuchillas de Olvido, hechas de pensamientos reprimidos. Una rozó el brazo de Eleira, y por un momento olvidó su propio nombre.

Pero Alen, enfurecido, mordió la energía del ataque, lo retorció, y lo devolvió como una memoria encendida.

Vareth recibió su propio pasado… y gritó.

> —¡No… yo no… maté a mi hermana… por elección…!

Alen y Eleira se lanzaron juntos. Fragmento y fragmento. Alma y alma.

Vareth cayó. Su mente rota. Su cuerpo… sin dueño.

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Epílogo del capítulo

Cuando salieron del bosque, no eran los mismos. Se tomaron de la mano.

> —Te vi de niño —dijo Eleira—. Con miedo. Pero también con fuerza.

> —Y yo te vi sola. Gritando. Pero viva. Siempre viva.

El mapa brilló. El Santuario estaba más cerca. Pero el precio había sido alto.

En una colina lejana, una figura observaba. No era de un clan.

Era una criatura menor que no servía a nadie. Un ser nuevo. Y había oído los nombres de Alen y Eleira.