La mañana siguiente, las circunstancias de la muerte de la Abadesa Austin fueron proclamadas formalmente a las monjas.
Una muerte natural por vejez. Como se había estado sobre esforzando varios días preparando la ceremonia, incluso corriendo por el techo del monasterio de noche, se había lastimado. Terminó causando una hemorragia excesiva y un ataque al corazón.
En realidad, estaba claro que su muerte era un asesinato. Aunque el anuncio no lo decía así.
Considerando la edad de la Abadesa Austin, una muerte natural repentina fue fácilmente creída. Así que, entre las monjas regulares, no hubo sospechas.
La trágica noticia de la muerte de la Abadesa Austin trajo tristeza y una atmósfera deprimente al monasterio.
En cuanto a quienes sabían que era un asesinato, no fue difícil hacerlos guardar silencio.
La Obispa Auxiliar Melinir, que conocía toda la verdad, naturalmente no quería agrandar la situación.
La Princesa Persica tampoco tenía razón para discutir si significaba dejar toda la situación atrás bajo el pretexto de una muerte natural.
En cuanto a la Santa Clarice, la persuadí yo mismo. No objetó, pues creía que la difunta Abadesa Austin también querría que las cosas terminaran así.
Con las tres partes acordando guardar silencio, todo procedió sin problemas.
Los invitados distinguidos, que sabían que su muerte era un asesinato, también acordaron guardar silencio. Para ellos, no había nada bueno en generar sospechas innecesarias.
Si las cosas se agrandaban, quedarían forzados a involucrarse en el incidente más de lo deseado.
Y así, todos asintieron cuando la Santa Clarice y la Princesa Persica anunciaron mantener la verdad oculta... Al hacerlo, la verdad sobre los semihumanos en el monasterio también quedó enterrada.
La mañana siguiente, tras ocuparme de algunos asuntos, me dijeron que habría un memorial para la Abadesa Austin en la entrada del monasterio.
La vida en el monasterio siempre comenzaba temprano. A pesar del agotamiento por ser interrogadas y dar sus testimonios toda la noche, todas las monjas fueron al memorial de la Abadesa Austin. No podía ser el único quedándome en mi habitación.
Y, aun así, cuando desperté al sonido de las olas rompiendo en la orilla desde mi ventana, todo mi cuerpo se sentía pesado.
Más tarde, tendría que viajar en carruaje todo el día de regreso a la Academia Sylvania.
Sin embargo, aún tenía tiempo suficiente para asistir a su procesión conmemorativa. Aunque, si quería llegar, tendría que levantarme en ese momento.
Pero, por alguna extraña razón, por más que lo intentaba, mi cuerpo se sentía pesado.
Comparado con mi vida en el campamento, no estaba ni cerca de estar tan exhausto, ¿por qué mi cuerpo se sentía tan pesado?
Sintiéndome incómodamente pesado, aparté la manta de encima y encontré a Lucy durmiendo con la cabeza enterrada en mi pecho.
—....
Su sombrero de bruja, que siempre llevaba consigo, estaba colocado junto a la almohada. ¿Era realmente mi cama?
Ayer, claramente estaba deprimida, así que era difícil dejarla sola. Solo entonces recordé que la había traído conmigo.
Decirle "todo estará bien" una y otra vez parecía inútil. Así que, en cambio, le dije que me quedaría a su lado.
Cuando una persona se siente realmente decaída y lucha por sobrellevarlo, lo más significativo que puedes hacer por ella es estar a su lado.
—Oye, Lucy.
Aun así, necesitaba levantarme.
Tras llamar su nombre suavemente varias veces para despertarla, sus párpados cerrados se alzaron lentamente. Lucy lucía tan somnolienta y aturdida como siempre. Cuando sus ojos azulados me miraron, de repente empujó mi torso para sentarse.
Parecía que ni siquiera se había dado cuenta de cuándo se quedó dormida. Mientras se sentaba aturdida, se limpió la saliva alrededor de la boca con la manga. Sus pupilas se dilataron ligeramente mientras hablaba con un tono más formal de lo habitual.
—No me di cuenta de que me quedé dormida.
—Ayer fue un día duro para ti, así que entiendo......
¿Fue un error mencionar de repente el día anterior?
Lucy no dijo nada, como si sintiera vergüenza al recordar cómo lloró a moco tendido con los brazos alrededor de mis hombros.
—...No tienes que preocuparte. Hay momentos en la vida en que pasan cosas así.
Era obvio que algo había pasado anoche, pues permaneció en silencio y me miró con timidez. Cualquiera podía ver que Lucy Maeril se había quedado dormida sobre mí mientras lloraba.
No estaba del todo seguro de cómo consolarla cuando el lugar donde lloró fue mi pecho.
Lucy se limpió los ojos con la manga, tratando de poner cara de póquer, como si nada hubiera pasado. Sin embargo, no pareció funcionar tan bien como pensaba.
Verla mirar hacia abajo con esa expresión fue una experiencia nueva. Como siempre tenía una expresión despreocupada y desinteresada en toda situación, como si fuera una diosa, verla así no era muy común.
—De todos modos... tengo que levantarme ahora. Hoy debo regresar a Sylvania, así que tengo que ocuparme de algunos asuntos... Y también debería ir al memorial de la abadesa.
Probablemente ya haya comenzado. Después de todo, aquí en el monasterio las mañanas comienzan temprano.
Mirando por la ventana, la niebla matutina permanecía. Para cuando saliera, seguro desaparecería.
—Debería ir a terminar mi trabajo.
Cuando mencioné a la Abadesa Austin, Lucy reaccionó extrañamente... Asintió en silencio. Era un poco inusual verla actuar con tanta obediencia.
Después de eso, todo transcurrió rápidamente. Primero fui al lavabo del primer piso mientras Lucy me seguía, agarrando mi manga con fuerza.
Tras lavarme rápidamente la cara, me puse mi abrigo, pantalones de cuero y túnica de mago. Luego arreglé el uniforme escolar de Lucy, que estaba arrugado por todas partes. Aunque, en ese punto, era imposible dejar sus mangas impecables.
Después, Lucy se sentó en mi regazo como si quisiera algo. Dijo que quería que le atara el pelo. Peiné el cabello de Lucy con un cepillo que preparó una monja. Luego le até el cabello con una cinta para que no le estorbara.
También tuve que ajustar su corbata suelta y la camisa mal abotonada.
Ocuparme de todo eso se había vuelto natural para mí, aunque las monjas que pasaban miraban con expresiones perplejas... No me importó, pues sería la última vez que nos veríamos.
Luego, Lucy me siguió al primer piso del monasterio, agarrando mi manga.
Lucy aún caminaba lentamente, como si estuviera cansada por la madrugada. Sin embargo, cuando vio el memorial en la entrada del monasterio al amanecer, mordió su labio como si su apagado corazón comenzara a sentir algo.
Un montón de flores rodeaba un retrato de la Abadesa Austin. El sol matutino se alzaba desde el cielo oriental mientras resonaba el sonido de las olas rompiendo.
Todas las monjas continuaron rezando solemnemente. Parecía que el tiempo se había detenido...
Lucy y yo seguimos observando un rato más.
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—Gracias por cuidar bien de Eileen. Actualmente descansa en su habitación. Nos aseguraremos de hacer los preparativos necesarios antes del anochecer.
Lucy había capturado a Eileen, entregándola a la Obispa Auxiliar Melinir.
Tras la muerte de la Abadesa Austin, la gestión del monasterio había pasado a ella. Oficialmente era la jefa diocesana de la región.
Solo unas pocas personas dentro del monasterio sabían de los semihumanos.
Como Melinir era la superiora más alta entre quienes lo sabían, naturalmente era a quien se podía confiar a Eileen.
Tras la oración principal, era momento de que la gente rezara por la Abadesa Austin a su manera. Muchas monjas se sentaron frente a su retrato, inmóviles, rezando.
Tras completar sus deberes, la Obispa Auxiliar Melinir aprovechó para hablar conmigo. En el extremo posterior de la ceremonia, me habló apoyada contra un muro de piedra.
—Está bastante desconsolada... Como fue un desafortunado accidente bajo la influencia de la luna llena, todos sus demás colegas semihumanos lo entenderán.
Melinir, ya con el uniforme de abadesa, habló en voz baja.
El Santo Papa Eldein recibió la noticia temprano. Al enterarse del fallecimiento de la Abadesa Austin, envió inmediatamente sus condolencias.
Luego instruyó a la Obispa Auxiliar Melinir para que asumiera el rol de abadesa y manejara la situación en el monasterio.
—Estoy segura de que las demás niñas semihumanas entenderán. Apuñalar a la abadesa por su sangre maldita... No era algo que solo Eileen pudiera haber hecho. Cualquiera de ellas también lo habría hecho.
—...Al menos no será acosada por dañar a la Abadesa Austin.
—Sí. Todos entenderán su situación, pero... si ella puede perdonarse a sí misma es otra historia.
Cuando vi a Eileen, tenía el rostro enterrado en su regazo, limpiándose las lágrimas con sus manos ensangrentadas.
Para una niña que ni siquiera había tenido su ceremonia de mayoría de edad, era demasiado. Y, aun así, por más que lo pensara, era algo de lo que debía responsabilizarse.
Era algo que debía superar por sí misma. Todo lo que podía hacer era animarla desde afuera.
—¿Te gustaría dar una oración? Incluso si no eres miembro del monasterio, puedes dejar una flor.
—Sí.
Antes de que pudiera responder, Lucy respondió primero, asintiendo.
La Obispa Auxiliar Melinir tembló al mirar a Lucy. Luego cerró los ojos y asintió en silencio.
Como yo, Lucy no creía en Dios.
Más bien, era una chica lo suficientemente fuerte como para ahuyentar incluso al Dios Maligno Mebuler.
Sin embargo, era un acto de cortesía hacia Austin, que había partido.
Colocó una rosa blanca antes de juntar las manos para rezar.
Lucía completamente diferente a su yo habitual, siempre acostada y durmiendo una siesta.
Solo entonces me di cuenta de lo sería que podía ser Lucy cuando quería.
—¿Parten para Sylvania hoy?
—Sí. El carruaje llegará esta noche con la marea baja. Hasta entonces, me quedaré aquí para velar el servicio conmemorativo.
—Por favor, descansa como veas conveniente. Como todos ya han dado sus flores y oraciones, no queda mucho por hacer.
—Está bien. Continuaré velando.
Conforme pasaba el día, las monjas seguían llenando la entrada del monasterio donde se realizaba el memorial.
Era deprimente ver a todas las monjas desconsoladas llorar, pero seguí quedándome para velarlas.
Lucy odiaba los lugares concurridos, sin embargo, se quedó a mi lado sin quejarse ni una vez.
Ocasionalmente, una monja con quien había tenido un breve contacto pasaba. Se acercaban a mí y compartían historias sobre Austin de cuando aún vivía.
Tras irse un grupo de monjas, llegó un grupo de visitantes externos.
La mayoría conocía las verdaderas circunstancias de la muerte de Austin, así que parecían bastante vacilantes. Aun así, vinieron a rendir homenaje a su legado antes de partir.
Aunque, no había necesidad de que tuvieran esas expresiones vacilantes y culpables. Después de todo, así era como Austin habría querido que fueran las cosas tras su muerte.
Aunque no lo vi yo mismo, podía notarlo. Debió partir con una gran sonrisa, más que cualquiera.
Me senté mientras veía partir a los invitados. Poco después, la Santa Clarice vino personalmente a dejar una flor.
Cuando uno muere, es el mayor honor que la Santa Clarice el rostro de la Orden de Telos venga a dar sus oraciones.
Nadie discutiría que la Abadesa Austin no era una persona merecedora de un memorial tan honorable.
Más tarde, la Princesa Persica vino a colocar una flor. Se acercó con una expresión seria pero complicada.
La princesa y la santa.
Una chica nacida con sangre imperial que ostentaba la máxima autoridad en el imperio. La otra era una chica que recibió las mayores bendiciones de Dios.
Ambas habían venido a rendir respetos a la Abadesa Austin, fallecida.
No era tarea fácil resumir sus 109 años de vida en una oración, pero era cierto que había vivido una vida bastante plena.
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—He recibido noticias de que el carruaje para Sylvania ha llegado a la orilla. La santa también ha dicho que terminó sus preparativos para partir, así que puedes comenzar a alistarte lentamente. Quisiera expresar mi sincero agradecimiento hacia ti, como Obispa Auxiliar y nueva abadesa de este monasterio, por quedarte con nosotros hasta el final, Ed Rothtaylor.
—....
—El Monasterio Cledric nunca olvidará que la Casa Rothtaylor nos prestó la fuerza para superar este incidente sin mayores problemas.
La Obispa Auxiliar Melinir inclinó la cabeza mientras me agradecía.
Desde mi punto de vista, no había necesidad de que me agradeciera. Agité mi mano en el aire diciendo que estaba bien.
Incluso después de que las monjas fueron a sus tareas diarias y los invitados distinguidos partieron uno por uno, Lucy y yo seguimos en el memorial.
Cuando fue hora de limpiar el servicio conmemorativo, Lucy usó su poder mágico para limpiar rápidamente el área. También ayudé con ciertas tareas que requerían fuerza física.
Gracias a eso, para cuando el sol se puso, todo estaba terminado. Solo quedaba limpiar la mesa conmemorativa, que tenía un retrato de Austin sonriente junto a un ramo de flores.
El tiempo pasó rápido y, antes de darme cuenta, ya era marea baja. Estaba tan distraído que ni siquiera noté lo rápido que había pasado el día.
—....¡!
De repente, Lucy alzó la mirada mientras miraba alrededor ¿Notó algo extraño?
Como había dicho innumerables veces, en el monasterio, las mañanas comenzaban temprano. Eso también significaba que las noches empezaban temprano.
Para cuando la luna estaba en medio del cielo, más de la mitad de las monjas ya se habían acostado.
Solo unas pocas monjas permanecían en la entrada del monasterio, que conducía a la costa. Eso se debía a que llegarían tarde a la cama si aún estaban afuera a esa hora.
Gracias a eso, el área alrededor del memorial estaba completamente silenciosa. La puerta exterior también estaba cerrada, imposibilitando que alguien más entrara.
El servicio conmemorativo se realizaba en un espacio entre la puerta principal del monasterio y el muro exterior. Y aunque estaba bloqueado por barrotes de hierro... Varias monjas los escalaron.
Lucy había notado su presencia.
Decenas de niñas saltaron los barrotes de hierro y aterrizaron en el suelo. Sus orejas y colas animalescas eran extrañas de ver, pero no parecían haber caído bajo la locura de la luna llena.
Ocasionalmente hacían ruidos de gruñidos, pero no eran agresivos.
La sangre maldita de un semihumano a veces les hacía perder la cordura. Sin embargo, parecía que sus miserables sentimientos las mantenían cuerdas.
La razón era... la muerte de su benefactora.
Las niñas semihumanas habían estado escondiéndose todo el día, esperando que el sol se pusiera.
Todas se reunieron frente a la mesa conmemorativa al unísono. Ya habíamos retirado todas las demás mesas, así que solo quedaba una conmemorativa.
Sin embargo, no les importó mientras se agrupaban y rezaban. Fueron las últimas en llorar, dando sus oraciones en el memorial.
Algunas se sentaron en rocas cercanas y otras en la tierra mientras bajaban sus colas en silencio y rezaban.
Frente a ellas, Eileen se sentó inmóvil, cubierta de lágrimas.
Su exuberante cabello rubio caía al suelo mientras rezaba bajo la luz de la luna, vistiendo un sucio uniforme de monja... Aunque mezclada con sangre de bestia... Lucía como una sirvienta fiel que creía sinceramente en su Dios.
—Deberías irte antes de que sea tarde.
—...De acuerdo.
Ahora que la marea había bajado, nos dirigimos lentamente hacia la orilla. Dejando atrás a las niñas que rezaban bajo la luna, era hora de seguir nuestro propio camino.
Si no nos íbamos entonces, tendríamos que quedarnos en el monasterio hasta el día siguiente.
Eso no sería un gran problema, pero quería volver rápido a la academia para enfocarme en mis estudios. No quería quedarme atrás en mis clases más de lo que ya estaba.
Como si entendiera cómo me sentía, la Obispa Auxiliar Melinir cerró los ojos y sonrió.
—Ahora, todos volveremos a nuestras vidas.
Después de que uno muere, la vida continúa como si nunca hubiera existido.
El reloj avanza, el sol sale, y antes de que te des cuenta, la luna aparece. La vida se repite.
Algunos pueden sentir que ese flujo repetitivo de la vida no tiene sentido, mientras otros saben cómo encontrar y dar significado a una vida tan monótona y repetitiva.
Incluso con Austin ida, el sol seguiría saliendo en el monasterio. Incluso cuando uno muere, la vida de otros debe continuar.
Después de todo, seguíamos vivos.
Y teníamos que sobrevivir.
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—Así que, algo pasó.
—Dios mío. Debes haberlo pasado mal haciendo todo esto.
—No particularmente. Estaba parado la mayor parte del tiempo. Más bien... también me sorprendí.
Cuando regresé al campamento desde el monasterio, estaba demasiado sorprendido para dormir.
Cuando me fui, aún trabajaba en expandir mi cabaña. Al volver, parecía casi terminada.
Por supuesto, el proceso de cortar y procesar los troncos era la tarea más laboriosa... Y la construcción en sí no era tan difícil si podías pedir ayuda a los espíritus.
Aun así, nunca pensé que Janica podría terminar todo mientras yo estaba en el monasterio diez días.
Pensándolo... la cabaña de Janica también se construyó en cinco días porque los espíritus fueron obligados a trabajar horas extras.
El liderazgo de Tarkan... ¿podría llamarse incluso liderazgo? ...De todos modos, gracias al liderazgo de Tarkan, los espíritus trabajaron en perfecta armonía. Tenían una eficiencia extrema que iba más allá del sentido común.
Era natural que fuera más allá del sentido común... Porque la forma de pensar de Tarkan iba más allá del sentido común en primer lugar.
Cuando miré alrededor del campamento con mi resonancia espiritual, pude ver espíritus de bajo rango exhaustos esparcidos como cadáveres.
Muk, que fue conmigo al Monasterio Cledric, miró a los espíritus de bajo rango esparcidos con sentimientos encontrados.
Hace poco, él también era uno de ellos. Ahora que había ascendido a espíritu de rango intermedio, ya no sufría tanto. Aunque, estaba seguro de que, si lo hubiera dejado en el campamento, tampoco habría estado a salvo.
[Realmente tengo suerte de haber firmado un contrato con el Maestro Ed. Estemos juntos para siempre... ¡Este Muk leal pero inútil será leal hacia usted por el resto de mi vida...!!!]
Parecía que se sentía especialmente emocional.
—Esto... ¿realmente se hizo todo...?
Una cabaña construida según mi plan prediseñado ahora estaba frente a mí.
Un árbol zelkova extendía sus grandes ramas cerca del campamento. Usando el tronco del árbol como pilar, se construyó el gran primer piso de la cabaña. El segundo piso se apoyaba contra una sección más alta del tronco, sostenido por otro pilar de seguridad.
Ver lo limpia y perfectamente construida que estaba me hizo olvidar por completo mi deseo de entrenar mis habilidades de carpintería. Era una calidad que nunca podría lograr por mí mismo. La estructura de la cabaña era increíble, y las ventanas en cada piso eran perfectas. Realmente asombroso.
Parecía que las partes que conectaban la cabaña al tronco estaban clavadas con una barra de hierro. Tampoco había exceso en las barras, como si todas estuvieran cortadas perfectamente. Era sorprendente ver tal detalle y precisión, pues los espíritus no eran talentosos en eso.
La parte donde el soporte estaba conectado parecía haber sido clavada enterrando una barra de hierro, y quedaban rastros de la parte sobresaliente como si estuvieran cortados. Era un trabajo verdaderamente meticuloso.
—¡Jeje!
Janica sonrió haciendo una "V" con sus dedos. De repente, bajó la cabeza como si se sintiera tímida.
—En realidad... solo iba a terminar la mitad de la estructura básica. Pero mientras estaba en clase, Tarkan tomó la iniciativa y lo terminó todo...
—...¿Están bien los otros espíritus?
—Parece que estuvieron construyendo toda la noche sin que yo lo supiera... También trabajaron mientras yo iba a clase... Supongo que ocultó el hecho de que estaban trabajando por si decía algo... Solo regañé a Tarkan después de darme cuenta tarde de lo que hacía...
Janica hizo pucheros mientras jugueteaba con las puntas de sus dedos. Sus espíritus realmente eran excesivamente leales hacia ella.
Bueno, era bueno ser tan amada por los espíritus. Sin embargo, si seguían trabajando hasta ese punto, Janica tampoco se sentiría muy bien.
Mientras hablábamos, Tarkan sonrió, luciendo satisfecho con la cabaña. Definitivamente fue todo su trabajo.
—¡Ah, pero ahora cuidaré de los espíritus! ¡Así que puedes estar feliz y no preocuparte por ellos! ¡Ja! ¡Jaja!
—Aunque de repente rías así, no significa que la situación cambiará... De cualquier modo, esto es bueno para mí.
Miré hacia la cabaña que ahora tenía un piso más alto.
Luego miré hacia el refugio de madera construido al otro lado del campamento. Era el primer refugio que hice, el lugar donde dormí bajo el frío viento nocturno y zumbidos de insectos el primer día.
Ver la diferencia de tamaño entre ambas estructuras fue abrumador. Comencé a tener un extraño sentimiento mientras miraba hacia abajo.
Era... una oleada de emociones.
—El interior aún está vacío. No estaba segura de cómo organizar los muebles, ¡así que creo que tendrás que hacerlo tú mismo!
—De acuerdo.
Tener solo que organizar los muebles, incluso si tuviera que hacerlo cien veces más, era un trabajo que aceptaría gustoso. Era mucho más fácil que tener que construir la cabaña como ella lo hizo. Más bien, esa tarea era tan simple, no pude evitar reír.
Usaría el segundo piso como biblioteca y taller de ingeniería mágica. El primer piso sería usado como mi espacio de vida principal... Así que eso significaba que todo mi equipo delicado debería ir arriba al segundo piso.
Mientras pensaba felizmente sobre cómo organizar todo y disponer mis muebles...
—Por cierto, ¿regresas a la escuela mañana...?
—Sí. Eso es correcto.
—Entonces... Ya que acabas de regresar, debes no haber escuchado las noticias.
Janica se arremangó mientras ponía una olla de cocina sobre la fogata.
—Tu hermana menor, Tanya... Escuché que va a tener otra reunión estudiantil... Y creo que va a llamarte para que asistas. Creo que es una de las reuniones regularmente sostenidas que siempre tienen.
Era el derecho natural de la presidenta del consejo estudiantil poder convocar una reunión con estudiantes.
Sin embargo, Janica inclinó su cabeza como si estuviera preocupada.
—Pero esta reunión parece bastante inusual... Hay muchos rumores circulando, ya que solo fueron llamados niños de familias famosas y prestigiosas...
—...¿Qué rumores?
—La presidenta del consejo estudiantil... parece que está intentando hacer crecer su influencia no solo dentro de Sylvania, sino también afuera...
Al escuchar eso, no pude evitar inclinar mi cabeza.
Una cosa era cierta... Sentía que Tanya estaba dibujando un plano para algo grande.
¿Qué será...? Sentí que tenía que ir y preguntarle directamente.