—¡Responde! —el rugido del rey sacude el polvo de las vigas.
El rostro de Rafe está presionado contra el suelo, sus hombros tiemblan. —Alto Alfa, yo no... ella nunca fue marcada...
—¡Silencio!
Como si no hubiera estado exigiendo una respuesta hace un momento literal.
La temperatura se dispara. Un tenue resplandor emana de la piel del rey, pulsando al ritmo de su ira. Las sombras de sus tatuajes parecen extenderse, agarrando la nada.
Mi cabeza da vueltas. Esto es caos. Locura.
La frente del Alfa toca el suelo, bien y propiamente sometido esta vez. —Alto Alfa, por favor. No sabíamos que ella llevaba tu marca. ¿Cómo podríamos esperar que una humana llevara la marca del Alto Alfa?
La presión en la habitación se duplica. Voces gritan mientras cada cambiaforma del Paquete de Montaña Azul se aplasta contra el suelo. El poder del rey llena cada rincón, cada grieta, hasta que el mismo aire parece a punto de incendiarse.