Durante los siguientes dos días, Lira arrastra su caravana —y a mí— a través del país. En realidad, solo cruzamos una frontera estatal, pero aun así es más lejos de lo que he viajado antes.
El viaje en sí no es largo cada día; Lira dice que nunca conduce más de trescientas millas al día cuando lleva una caravana. Aun así, la rutina es más agotadora de lo que esperaba.
Y Andrew nos sigue en cada paso del camino, claramente obsesionado con mantenerme vigilada. Estoy segura de que es para decirle a Rafe dónde estoy, pero no es como si un nuevo Alfa pudiera simplemente vagar por el país para llevarme de vuelta.
Aun así, no es una buena sensación saber que estás siendo básicamente acosada. Él no oculta lo que está haciendo, pero tampoco deja de hacerlo...