Caine: Tomó Todo Lo Que Ella Tenía Para Dar

CAINE

El cuerpo inerte de Grace alimenta un nuevo sentimiento, algo antiguo y desconocido. Es una emoción que no he sentido desde que era un cachorro, mucho antes de que llegara a tener fuerza y poder.

Terror.

—¿Qué sucede? —pregunta Fenris. Ha estado en silencio, bloqueándose educadamente de nuestra intimidad, incluso cuando esa mocosa del pelo arcoíris golpeaba la puerta.

—Está inconsciente.

—Grace.

Sacudo su hombro, la piel bajo mi palma se siente fría al tacto. Demasiado fría.

—Grace, despierta.

Su cabeza se balancea mientras la agito, su cabello se extiende sobre la almohada en ondas doradas decoloradas. Ni un aleteo de pestañas, ni un espasmo. Mi estómago se hunde con temor.

—¡Grace! —Mi voz se agudiza con autoridad, una orden de alfa.

Nada. Solo su rostro pálido, labios ligeramente entreabiertos, pecho subiendo y bajando en respiraciones superficiales.

—¿Qué le pasa? ¿Por qué no despierta?