Su plan era simple: actuar como carnada.
Contaba con la mente aguda de Addison para reconocer la distracción y huir cuando el camino estuviera despejado. Pero Addison... ella no pudo obligarse a marcharse.
Porque lo que Levi había hecho —abandonar su puesto, desafiar la orden del Alfa— solo podía verse como traición. Y una vez atrapado, el castigo sería severo. Posiblemente fatal.
Ella no quería dejarlo enfrentar eso solo.
Pero su cuerpo la traicionó. Estaba demasiado débil —apenas podía levantar una mano, mucho menos correr. Su voz salió quebrada, apenas por encima de un susurro.
—No... no... no puedes irte... Tenemos que salir de aquí... juntos...