Esta era la misma hija que sabía exactamente cómo encantar a sus padres, que podía endulzar sus palabras con miel cada vez que quería perdón o algo especial. La familiar visión despertó cálidos recuerdos de los años más jóvenes de Addison, y antes de darse cuenta, la Reina estalló en carcajadas—genuinas y sin restricciones—mientras la presencia de su hija traía de vuelta aquellos momentos preciados.
Después de que la Reina estallara en risas, extendió la mano y revolvió suavemente el cabello de Addison, sus ojos suaves con afecto.
—Mi bebé siempre será mi bebé —dijo con cariño—. Todavía sabes cómo actuar tímida y linda cada vez que quieres algo, ¿verdad?