Ella retrocedió ligeramente pero mantuvo sus manos suavemente sobre los brazos de Addison, con los ojos brillando de cariño.
—Soy Mila —tu prima. Éramos muy unidas de niñas y nos tratábamos como hermanas. Incluso solías protegerme cuando crecíamos —añadió con una suave risita.
Cuando Mila finalmente la soltó, había una chispa de esperanza y anhelo en sus ojos —claramente esperando, quizás incluso anhelando, algún destello de reconocimiento en la expresión de Addison.
Al ver esto, Addison sintió que una sensación de alivio la invadía. Le aseguraba que su primera impresión de Mila podría haber sido realmente correcta. Dejando a un lado el extraño dolor en su corazón, devolvió el abrazo y le ofreció a Mila una cálida y sincera sonrisa.
—Hola, Mila. Soy Addison. Gracias... por permanecer al lado de mis padres todos estos años.