Capítulo 118 Su Conexión Entre Ellos

—¿Qué demonios? —aulló Alvin, haciendo una mueca mientras se limpiaba la sangre que le goteaba por el cuero cabelludo. Por suerte, su lobo ya estaba trabajando para curar la herida.

Anna se agachó con un suspiro exasperado, recogiendo los pedazos rotos de su querida taza. Intentó en vano encajar los fragmentos, pero claramente estaba más allá de toda salvación. Con un gruñido frustrado, tiró los pedazos a la basura y luego le dio a Alvin una patada rápida en la espinilla.

—Me debes dos tazas ahora —gruñó, mirándolo con furia.

—De acuerdo... —murmuró Alvin en respuesta, habiendo aprendido claramente su lección. Addison, mientras tanto, se dio cuenta de que no podría obtener más información útil del grupo; todo había descendido al caos después del desliz de Alvin.

Aun así, lo que se había dicho persistía en su mente.