El fin de semana era algo que muchas personas esperaban con ansias, especialmente los estudiantes que aún estaban atrapados en la escuela. Era el único momento en que realmente sentían que tenían un descanso, así que se aseguraban de aprovecharlo al máximo. Pero cómo se gastaba ese tiempo variaba de persona a persona.
Para Abby, los fines de semana significaban quedarse en casa, jugar videojuegos y leer historias siempre que podía. También era el único momento en que se permitía un subidón de azúcar para satisfacer sus antojos. Dormir, buena comida, juegos y terminar el día con dulces y una película o programa de televisión, ese era el fin de semana perfecto de Abby.
Entonces, ¿por qué estaba actualmente sentada en una cafetería, mirando hacia una concurrida calle comercial llena de todo tipo de personas? La respuesta: su querida amiga.
—Por favor, tienes que dejar de poner esa cara cuando estás conmigo, Abby —dijo la mujer sentada frente a ella con un juguetón giro de ojos.