Con el caos finalmente terminado, las seis chicas de Seaton Academy se dirigieron a uno de sus lugares habituales, un sitio que siempre se sentía como terreno neutral.
La tía de Aki, Coco, era dueña de un salón de belleza cercano. Era una estilista con una clientela leal y, lo más importante, ofrecía un descuento permanente a las chicas de Seaton. Siempre estaba lleno por las tardes, pero a las chicas no les importaba. Estaba cerca de la escuela, en su territorio, y rodeado de personas que sabían que no debían meterse con ellas.
Esta vez, no eran solo Aki y sus dos amigas más cercanas. Synthia y las demás, todavía conmocionadas por lo que había sucedido, también las acompañaron.
En el momento en que entraron al salón, Coco levantó la mirada de su estación de trabajo, observándolas como si pudiera oler los problemas antes de que cruzaran la puerta.