Max había escuchado claramente las palabras de Lobo.
Luchadores de clase A+.
Pero la verdad era que él realmente no sabía qué significaba eso, al menos no según los estándares de Lobo. El sistema de clasificación no era algo universal o ampliamente conocido. Era algo personal, algo que Lobo reclamaba como su propio talento. Su propia forma secreta de medir a las personas.
Algunos decían que era solo ego, algunos lo llamaban instinto, y otros, especialmente aquellos a quienes no les agradaba, pensaban que Lobo lo inventaba todo sobre la marcha. Nadie sabía con certeza de dónde venía su supuesto sistema de clasificación. No había manual, ni escala, ni lista. Solo el instinto de Lobo.
Pero a pesar de eso, las personas más cercanas a él, las que realmente lo habían visto luchar, que lo habían observado evaluar a asesinos y salir con vida, sabían mejor. Sabían que cuando Lobo le daba un rango a alguien, no lo hacía a la ligera. No era el tipo de persona que exageraba.