Fuerza No Humana

Hugo permaneció quieto, con las manos descansando tranquilamente sobre sus rodillas, los ojos escaneando el campo de juego abajo.

No estaba haciendo nada. Nunca lo hacía. Nunca causaba problemas. Nunca levantaba la voz. Siempre se mantenía apartado.

Durante tres años, nadie se había atrevido a dirigirle la palabra.

Pero hoy... eso cambió.

Una voz resonó por todo el patio, fuerte, directa, imposible de ignorar. Por primera vez en años, alguien le había hablado.

Hugo miró hacia abajo.

Abajo, un pequeño grupo de estudiantes estaba reunido cerca de la base de las gradas. No reconocía a ninguno de ellos.

—¡Oye! —gritó uno de ellos nuevamente—. ¿Si realmente quieres escuchar lo que tenemos que decir, ¿por qué no bajas aquí?

Aún así, Hugo no dijo nada.

No se movió. No se inmutó. Solo los observaba, su expresión indescifrable.

Abajo, el grupo intercambió miradas. Sabían que esto no sería suficiente, no para Dipter, no después de lo que les habían empujado a hacer.