El Sombrío Veredicto del Doc

—¿Hay algo que le gustaría decirme, Señorita Vance? —los ojos del Dr. León escudriñaron los míos mientras estábamos sentados en su consultorio—. ¿Algo sobre su condición que pueda ayudarme a entender qué le está pasando a su loba?

Me moví incómodamente en la silla de examinación. El olor estéril de la habitación del hospital hizo que mi ansiedad aumentara aún más. El Dr. León había pasado los últimos quince minutos examinándome, pidiéndome que intentara transformarme, revisando mis signos vitales y mostrándose cada vez más preocupado con cada prueba.

—N-no sé a qué se refiere —tartamudeé.

Seraphina, que estaba sentada en la esquina de la habitación, me lanzó una mirada significativa.

—Elara, dile todo. Por eso estamos aquí.

El Dr. León dejó su tablilla y se inclinó hacia adelante. Sus amables ojos no mostraban ningún juicio, pero podía ver la gravedad en ellos.