—No puedo creer que ustedes realmente tuvieran una conversación civilizada —dijo Julian, apoyándose contra la pared en la sala de estar de Rhys—. Tú y la futura hermanastra de Ethan.
Puse los ojos en blanco, lanzándome sobre el sofá de cuero.
—No fue una conversación. Apenas hablamos.
Eso no era del todo cierto. El recuerdo de los ojos de Elara —esos malditos ojos verdes— mirándome con determinación donde antes había miedo me molestaba más de lo que quería admitir.
—¿Entonces por qué la llevó aparte ayer? A mí me parecieron bastante cómodos —intervino Axel, con una sonrisa burlona en los labios.
—¿Cómo diablos voy a saberlo? —espeté—. ¿Por qué me importaría lo que haga esa omega nerd?
Julian y Axel intercambiaron miradas cómplices que me dieron ganas de golpear algo. Desde que Ethan había llegado tarde al entrenamiento de baloncesto ayer, murmurando alguna excusa sobre "asuntos familiares" con Elara Vance, mis amigos no habían dejado de hablar de ello.