El Mandato del Cambio de Imagen

Miré fijamente el documento en blanco en mi portátil, con el cursor parpadeando burlonamente. Le había prometido a Mamá que prepararía mis ensayos para la solicitud universitaria este fin de semana, pero mi mente seguía divagando. A pesar de mi apariencia externa de nerd, ya no estaba completamente segura de que el camino universitario tradicional fuera lo que quería.

—¡Elara! —llamó Mamá desde abajo—. ¡Me voy al hospital para mi turno! ¡Las sobras están en el refrigerador!

—¡Está bien, Mamá! ¡Te quiero! —grité en respuesta, escuchando la puerta principal cerrarse momentos después.

Con Mamá fuera, la casa quedó en silencio. Me quité las gafas y me froté los ojos. Desde que había comenzado a salir con Alistair, Mamá había estado más feliz de lo que la había visto en años. Aunque Alistair era el papá de Ethan —y por extensión, parte del círculo íntimo de Rhys— trataba a Mamá con tanta ternura que no podía evitar alegrarme por ella.