"""
No podía dejar de llorar mientras me alejaba cojeando del club, cada sollozo desgarrando mi pecho como una herida física. Raina se había ofrecido a llevarme a casa, pero yo había insistido en caminar—necesitaba aire fresco, necesitaba aclarar mi mente, necesitaba estar sola. Ahora, en esta calle oscura y vacía, me arrepentía de esa decisión.
Mi tobillo palpitaba con cada paso, un recordatorio punzante de cómo Rhys me había empujado al suelo como si fuera basura. Pero el dolor físico no era nada comparado con la humillación que ardía dentro de mí.
*Mujeres sucias. Puta. Nada bonito. Sobras.*
Su voz fría resonaba en mi cabeza, cada palabra una nueva puñalada en mi corazón. Cuatro años reconstruyéndome, haciéndome más fuerte, y él me había reducido a nada en segundos.