IV.- ESENCIAS

La lluvia caía con fuerza, los gritos resonaban en sus oídos y en la oscuridad en la que se encontraba, la única luz era las de las llamas carmesí que consumían el pueblo, era incapaz de dejar de temblar, las lágrimas corrieron por sus mejillas mientras, él solo podía escuchar los llantos y súplicas de sus conocidos, y de pronto, la puerta se abrió.

 

 

Soren despertó de golpe, agitado y sudado, una pesadilla que lo ha atormentado por años, como recuerdos borrosos, que le impiden olvidar su objetivo, pero de pronto, un grito lo sacó de sus pensamientos, lo que le recordó que ya no vivía solo.

—¡Soren! ¿Estás despierto? —Preguntó Lyra al tocar la puerta —¡Voy a pasar! —Dijo sin importarle la privacidad de Soren, al entrar lo vio sentado en cama sin camisa —¡Ah! lo siento, volveré más tarde —Se volteó y salió de la habitación apenada «Tiene demasiadas cicatrices»

—Esa necia ni siquiera me dejó responder antes de entrar —Dijo Soren para sí mismo al levantarse de la cama.

Luego de aquello, Soren bajó a la habitación principal, en el momento le llegó un olor delicioso de la cocina, por lo que al ir a ver qué pasaba allí, se encontró con Corin.

—Cazador, justo a tiempo, el desayuno está listo —Dijo al voltear hacia Soren.

—¿Desayuno? —Preguntó Soren confundido.

—Si, es lo mínimo que puedo hacer, ya que por culpa de Lyra estaremos viviendo aquí —Suspiró con rostro de aceptación —. Aunque gracias a ti pude dormir bien en semanas, ¡Tener habitación propia es fabuloso! —Dijo con un tono que parecía una verdad innegable —. Ya debes haber notado lo gritona que es mi hermana, lo que hace difícil descansar si compartes habitación con ella —Dijo mientras servía el desayuno.

—Si, me percate de ello —Dijo Soren con lástima en la mirada.

—Toma.

—Gracias.

—Oye Soren, ¿No tienes más ropa? —Preguntó Lyra al entrar en la cocina —. Siempre tienes el mismo uniforme —Dijo al acercarse a los chicos —. No como yo, que ya tengo ropa nueva, apréciala —Dijo al dar una vuelta que dejó a relucir su camisón rojo con una hombrera de hierro en su izquierda, acompañada de un gesto con sus piernas que mostró sus botas de cuero —¿Qué les parece chicos? —Preguntó Lyra, pero fue ignorada por Corin y Soren que siguieron en sus asuntos — ¡Pero que carisma, muchachos! —Dijo Lyra decepcionada por su reacción —Al menos digan que opinan de mis guantes.

—Me gusta más tu pantalón anterior, ese es muy corto.

—¿En serio Corin? Que anticuado ¿Y qué tal de mi cinturón?

—A todo esto, ¿cómo no te vimos antes cazador? —Preguntó Corin al ignorar a Lyra —. Se supone que ya llevas dos meses en la ciudad, así que es raro que no te hayamos visto antes.

—Serás desgraciado —Murmuro Lyra al apretar sus puños.

—Simple, la mayor parte del tiempo duermo en el bosque, o llego a altas horas de la noche, así que nadie se da cuenta de mi presencia, además de que ustedes dos son muy distraídos.

—Mira nada más, parece que descansado y bien alimentado si hablas —Mencionó Lyra con una sonrisa burlona, a pesar de todavía tener cerrados los puños —. Aprovechando la oportunidad, háblanos un poco de ti.

—Tengo que rechazar tu petición.

—¿Puedo saber por qué te niegas a hablar sobre ti cazador? —Preguntó Corin al terminar su desayuno.

—Si les hablara sobre mí, se formará una relación más profunda de la que ya hay porque conozcan mi nombre, y he aprendido que, si eres cazador, las relaciones… no son algo que debas tener —Mencionó Soren con una leve tristeza en la voz, que pese a intentar ocultarla, fue notada por Corin que decidió no preguntar más.

—Eso no está bien, todos necesitamos relacionarnos, es lo que nos hace humanos —Dijo Lyra con una extraña tranquilidad en la voz, lo que sorprendió a Soren, pero todavía más a su hermano que nunca la había escuchado hablar así, y quedo petrificado por la sorpresa con un rostro de consternación absoluta.

Un par de horas más tarde, Soren estaba en el taller del sótano, lo remodelaba para adaptarlo a su estilo de trabajo, y mientras organizaba el taller en su mente con los instrumentos, los hornos y los ductos para ventilar el lugar.

—Cazador ¿estás aquí? —Preguntó Corin al bajar al sótano. En cuanto notó los instrumentos del taller —¡Vas a hacer un taller alquímico! todos los instrumentos están adecuados para esencium de alto nivel —Exclamó maravillado al examinar cada parte del taller y sus instrumentos.

—¿Cómo…? ¿cómo entraste? Cerré la puerta con llave para que no me interrumpieran —Dijo Soren que lo vio maravillarse por cada instrumento.

—Cuando toque la puerta se abrió sola, creo que el seguro no funcionaba.

—Ya veo por qué ese viejo me la dejo tan barata —Mencionó Soren a sí mismo decepcionado de haber caído tan fácil en su treta.

Tras tanto asombro de parte de Corin, este cambio a una expresión de total seriedad, al punto que, si Lyra lo hubiera visto, dudaría que fuera su hermano.

—Estaba esperando que Lyra saliera de casa para preguntar esto, ya que seguro se alteraría si nos escucha —Dijo con un tono que sorprendió a Soren—. Lo que usaste con la enydora fue esencia sanguínea ¿O me equivoco?

Soren saco su cuchillo, tomó a Corin del cuello, lo llevó hasta la pared y coloco su filo en el cuello del joven.

—¡Habla ahora! ¿Qué sabes de la esencia sanguínea? —Exclamó Soren de forma que asustó a Corin, aunque intentó ocultarlo, su piel erizada lo expuso, y sin más remedio que responder.

—Fue prohibida aproximadamente hace doscientos años para todos menos los cazadores, por Hunt Von Ter, el fundador de tu gremio, actualmente está casi olvidado por todos, por eso querías estar solo, para ocultar su proceso de creación —Dijo Corin mientras sus manos temblaban —A diferencia de Lyra que desde pequeña le gustaban las peleas, yo prefería estudiar, así que me di cuenta que cuando luchaste con esa cosa no usaste esencia común, pero es todo, la información que hay es muy limitada.

—No te recomiendo que investigues más, por tu propia seguridad —Dijo Soren al quitar su cuchillo del cuello de Corin «Al menos no tendré que matarlo… todavía»

—No es que sea tan fácil investigar algo olvidado —Dijo al soltar un suspiro —, además, lo que se solo se encuentra en libros antiguos de historia, pero, en fin, me desvío del tema —Mencionó, y Soren solo se sentó en una vieja silla de madera para pensar —. Cazador, te ayudaré a preparar este taller alquímico —Exclamó al acercarse a Soren.

—¿Disculpa? No lo creo, ya vete antes de que me arrepienta de perdonarte.

—No seas tan testarudo, te ayudaré igualmente.

—Eres igual de obstinado que tu hermana.

—Nuestra principal diferencia es que a Lyra se le da mejor el combate, que el conocimiento por así decirlo —Dijo Corin con un tono burlesco; Lyra que había ido a la tienda, se molestó por instinto.

—Por alguna razón estoy molesta —Dijo Lyra a sí misma al apretar su agarre a la bolsa en la que llevaba las compras.

—Entonces cazador… —Dijo Corin antes de ser interrumpido.

—Soren, puedes decirme Soren, no te iras, y tu hermana tampoco, así que si es en privado pueden llamarme por mí nombre, pero no se lo digan a nadie más.

—Entonces dime Corin… entonces Soren, ya que como tu dijiste soy igual de obstinado que mi hermana ¿Me dejaras ayudarte a preparar el taller?

—Puedes mirar si quieres, pero no molestes —Dijo Soren al levantarse y tomar sus herramientas.

—No quiero que Lyra conozca sobre esa esencia sanguínea, así que te ayudare a ocultarla lo más posible, pero déjame usar el taller.

—Más te vale, que te perdonara ahora, no significa que no te pueda matar.

«Lyra tenía razón, parece que después de comer es más hablador, tal vez se aísla de los demás por miedo a ser herido» Pensó al tomar algunas herramientas —Yo instalare los hornos de maná

—Si lo haces mal te juro que…

—No me tomes por amateur, soy un clérigo y alquimista al fin al cabo.

 Una hora más tarde.

—¡Chicos ya llegué! —Gritó Lyra al pasar la puerta.

—Corin, ve a ayudar a Lyra con las compras, yo termino de instalar las ventilaciones.

—Está bien. —Dijo Corin al subir las escaleras.

—Corin, ayúdame con las compras ¿Sí? —Dijo Lyra al ver a su hermano salir del sótano.

—Si, a eso voy necia.

—¡Cállate y ayuda!

—Sigo sin entender cómo la soportas Corin. —Interrumpió Soren recostado en la puerta del sótano.

—Yo tampoco Soren, yo tampoco. —Dijo Corin al tomar las bolsas de compra.

—¿Desde cuándo se llevan tan bien? —Preguntó Lyra ya que antes ni le dirija la palabra.

—Si tú no estás molestando es fácil conversar. —Dijo Corin «Por lo menos si dejamos de lado que puso su cuchillo en mi cuello»

—¡Corin! —Gritó Lyra molesta.

—No te quejes y ven, vamos a hacer el almuerzo. —Dijo Corin al llevar las compras a la cocina.