No es asunto suyo

Después de decir estas palabras, Gu Zhenkang agitó sus mangas, indicando que esos hombres podían llevársela.

Los oficiales le agradecieron.

Siempre era muy difícil sacar a un sospechoso de su casa. Habían pensado que experimentarían dificultades, pero todo resultó más fácil de lo que nunca hubieran esperado.

Parecía que esta Señorita de la mansión no valía nada en absoluto.

Los oficiales que la llevaron hasta la Oficina Gubernamental no solo la regañaron sino que también la sermonearon, ya que entendían en qué situación se encontraba.

Sin embargo, Gu Chaoyan no hizo ningún berrinche, solo frunció el ceño.

No fue hasta que llegaron a la Oficina Gubernamental que conocieron al jefe.

El jefe era un hombre gordo con orejas grandes. Al ver a la mujer parada frente a él, resopló hacia Gu Chaoyan.