Damian Prescott sostenía la Píldora de Nutrición del Alma entre su pulgar e índice, examinándola contra la luz que entraba por la ventana de su oficina. La píldora ámbar con sus delicados remolinos dorados parecía ordinaria, pero había puesto la Ciudad Havenwood de cabeza en cuestión de días.
—Es definitivamente la misma —confirmé, observando su rostro cuidadosamente—. La formulación exacta que Liam Knight me mostró.
La expresión de Damian se tensó.
—Y rechazaste su oferta de asociación.
Me estremecí ante el recordatorio.
—Un error por el que pagaré el resto de mi carrera.
El Alcalde Lee se rio desde su asiento al otro lado de la habitación.
—No seas tan dramático, Alec. Difícilmente eres el único que sufre arrepentimientos relacionados con Knight estos días.