La tensión en el aire era asfixiante. Mi mano aún hormigueaba por la fuerza de la bofetada que acababa de propinar al rostro de Miles Thornton. El eco parecía quedar suspendido en el aire mientras un silencio atónito se apoderaba de la habitación.
Alistair Northwood se apresuró hacia adelante, colocándose entre Miles y yo. Sus ojos estaban abiertos de alarma.
—Liam, ¡detente! No entiendes lo que estás haciendo —siseó Alistair, manteniendo su voz baja pero urgente—. La familia Thornton no es alguien a quien quieras provocar.
William Vance apareció a mi otro lado, su comportamiento normalmente sereno quebrándose bajo el estrés.
—Tiene razón. Los Thornton prácticamente poseen la mitad de Eldoria. Han destruido a personas por mucho menos.
Mantuve la mirada fija en Miles, quien seguía sosteniendo su mejilla enrojecida, mientras la conmoción daba paso a la furia en sus ojos.
—¿Sabes quién soy? —finalmente balbuceó Miles, su voz temblando de rabia—. Mi padre va a...