Capítulo 23: De Telarañas a Píxeles

La preocupación por el dinero era una constante para Peter. La tía May trabajaba incansablemente, pero las facturas de Queens y la vida escolar no eran baratas. Aunque sus "misiones" con Tony Stark eran emocionantes y le daban un propósito, no venían con un cheque. Peter no quería ser una carga, y su mente, ahora aún más aguda, buscaba soluciones.

Mientras revisaba sus notas de programación en la clase de informática, una idea comenzó a formarse. Los videojuegos. Eran enormes. Y Peter tenía la mente para la lógica, el diseño, y un conocimiento intuitivo de cómo funcionaban las cosas. Recordó haber jugado muchos en su vida anterior, y esta vida de Peter Parker también parecía tener un historial con los videojuegos.

La inspiración final llegó una noche, después de una particularmente frustrante patrulla como Spider-Man. Había pasado horas persiguiendo a un ladrón de bicicletas que era sorprendentemente escurridizo. Al final, lo atrapó, pero no sin antes quedar colgando de un cable de teléfono. Al volver a casa, dibujó un pequeño boceto: un personaje que se balanceaba por la ciudad, esquivando obstáculos y atrapando criminales.

"¿Y si... hago un juego?", murmuró para sí mismo.

La idea lo consumió. Pasó cada minuto libre, y muchas horas que debería haber dedicado a dormir o a los deberes (para la frustración de la tía May), inmerso en el desarrollo. La pequeña habitación de Peter se convirtió en su cuartel general de desarrollo. Utilizó el viejo ordenador de escritorio de la casa, descargó software de desarrollo gratuito y se sumergió en tutoriales en línea.

El concepto del juego era simple pero adictivo: un "runner infinito" donde un personaje, un pequeño héroe estilizado, se balanceaba de un edificio a otro, recolectando monedas y esquivando peligros. Peter puso todo su conocimiento de la física y la dinámica de balanceo que había aprendido como Spider-Man en el algoritmo del juego. Quería que se sintiera realista, inmersivo. El héroe no tenía nombre, pero se movía de una forma sospechosamente familiar para Peter.

MJ lo notó. Pasaba tiempo en su habitación, sus dedos tecleando furiosamente, su mirada fija en la pantalla. Un día, ella apareció en su puerta con una taza de café y una ceja levantada.

"Parker, pareces que has estado viviendo en una cueva," dijo. "¿Estás bien? ¿Te volviste adicto a los documentales sobre bichos?"

Peter sonrió, un poco cansado pero emocionado. "Estoy creando algo, MJ. Algo... grande. Creo que podría ser mi boleto."

Le mostró la pantalla. Un prototipo tosco, pero funcional, del juego. El pequeño personaje se balanceaba con fluidez, sus animaciones eran sorprendentemente suaves para un desarrollo casero.

MJ lo miró, sus ojos analíticos escudriñando el código y el gameplay. "Esto... esto es bueno, Peter. Muy bueno. La física es... extrañamente precisa." Su mirada se fijó en el personaje balanceándose, y una pequeña sonrisa de complicidad apareció en sus labios. "Me pregunto en quién te inspiraste."

Peter se rió. "Solo en la cinemática de los cómics, ya sabes."

"Claro, los cómics," respondió ella, con ese tono que indicaba que sabía la verdad. "Pero la interfaz de usuario podría mejorar. Y la monetización. Necesitas que la gente se enganche y que quiera comprar cosas sin molestarla demasiado."

MJ, con su mente aguda para la observación humana, resultó ser una aliada inesperada en el desarrollo. Le dio ideas para los menús, para los diseños de personajes (sugiriendo sutiles cambios para que no se pareciera demasiado a cierto héroe arácnido), e incluso para la estrategia de lanzamiento. Ned, por su parte, se convirtió en el probador beta perfecto, ofreciendo un flujo constante de comentarios entusiastas y peticiones imposibles.

Después de semanas de trabajo agotador, Peter finalmente lo tuvo. Un juego funcional, pulido y adictivo. Lo llamó "Web-Runner". Con un poco de investigación, Peter encontró una plataforma para publicar aplicaciones móviles, y con un clic nervioso, subió su creación al mundo.

La espera fue agonizante. Pero Peter no tardó en darse cuenta de que había creado algo especial. Las descargas comenzaron a acumularse. Los comentarios, al principio esporádicos, se convirtieron en una avalancha de elogios. La gente amaba "Web-Runner". Amaba la fluidez, los gráficos simples pero efectivos, y la jugabilidad adictiva.

Los primeros cheques comenzaron a llegar, modestos al principio, luego más sustanciales. Peter sentía una punzada de orgullo. No era solo un héroe, no solo un estudiante, era un desarrollador de juegos exitoso. La tía May estaba asombrada, y aunque no entendía del todo lo que había hecho, estaba increíblemente orgullosa.

El dinero era una bendición, aliviando la presión financiera y dándole una nueva libertad. Pero para Peter, la verdadera recompensa era la sensación de haber creado algo, de haber usado su intelecto de una manera diferente. Y lo más importante, había encontrado otra forma de equilibrar su doble vida: de día, un desarrollador en ascenso; de noche, el Spider-Man que salvaba vidas en Queens.