El oficial asintió solemnemente, muy consciente del prestigio y las relaciones sociales de Liu Yutong en el pueblo.
A pesar de la necesidad de encontrar al culpable lo más rápido posible, no podían permitirse descartar ninguna posibilidad sin una cuidadosa consideración.
El oficial respondió con gravedad:
—Sr. Liu, quédese tranquilo, realizaremos una investigación exhaustiva y no tendremos ningún sesgo. Sin embargo, necesitamos tiempo para recopilar evidencia y determinar la verdad. Por favor, confíe en nuestro profesionalismo, y manejaremos este caso con justicia.
Al escuchar la respuesta del oficial, Liu Yutong se relajó ligeramente, lanzando una mirada profunda a la espalda de Liu Zheng mientras era escoltado al coche de policía.
Esperaba en su corazón que todo fuera un malentendido, mientras también anhelaba que la policía revelara la verdad rápidamente y limpiara el nombre de Liu Zheng.